LAS HUACAS DE SAN JUAN DE LURIGANCHO
Huaca Mangomarca (PUEBLO DEL SEÑOR)
El complejo arqueológico Mangomarca (en quechua: Manqu Marka, ‘pueblo del señor’)?, conocido también como la Huaca Mangomarca o Templo Nuevo de Mangomarca, se encuentra situado en el valle bajo del Rímac, en el distrito de San Juan de Lurigancho, Lima, Perú. Es un conjunto arquitectónico hecho a base de tapial y de adobe, que floreció durante el Intermedio Tardío, como capital del curacazgo de Lurigancho o Ruricancho, que obedecía al Señorío Ichma (900-1470 d. C.).
LOMAS DE MANGOMARCA |
Mangomarca se encuentra a la altura de la cuadra 20 de la avenida Santuario, en la urbanización Mangomarca del distrito de San Juan de Lurigancho de Lima. Se halla situada a 220 msnm, en la margen derecha del río Rímac y está rodeado por lomas o estribaciones andinas, que enverdecen durante el invierno (de junio a septiembre). Cerca se hallan otros importantes complejos arqueológicos: Fortaleza de Campoy y Cerro Lurigancho.
Mangomarca surge, al parecer, hacia el 300 d.C., en el Intermedio Temprano, influenciado por la cultura Lima. En los entierros o sepulturas de Mangomarca se hallaron restos de cerámica de estilo Nievería, de fino acabado y elegante decoración con fondo anaranjado, estilo propio de la fase final de la cultura Lima, hacia el 600-700 d. C. Éste fue un periodo de influencias foráneas, que culmina con la conquista de los huaris o waris.
Pero la importancia política, económica y cultural de Mangomarca se inició a fines de Horizonte Medio y se consolidó en el Intermedio Tardío o periodo de los desarrollos regionales (900 a 1470 d. C.). En ese entonces fue la sede de un curacazgo llamado Lurigancho o Ruricancho, que obedecía al poderoso Señorío Ichma, el cual dominaba los valles del Rímac y Lurín, con Pachacámac como su mayor centro ceremonial.
Algunos han sostenido que Lurigancho deriva de Hurin Huancho, nombre que alude a la etnia de los huanchos, quienes procedentes de la sierra (al igual que los huallas) serían los fundadores del cacicazgo, tesis que no es compartida por otros investigadores.
Otros sitios importantes del curacazgo de Lurigancho eran Canto Chico y Campoy.
Hacia 1200 d. C. los Ichmas se aliaron con sus vecinos los Colleq, del bajo valle del Chillón (Collique), y contuvieron la invasión de los yauyos y chacllas provenientes de las zonas andinas.
Hacia 1470 d. C. se produjo la llegada de los incas, quienes anexaron a los señoríos Ichma y Collique al Tahuantinsuyo.
Huaca Fortaleza de Campoy
FORTALEZA DE CAMPOY |
La Huaca Fortaleza de Campoy es un sitio arqueológico situado en el valle bajo del Rímac, en el distrito de San Juan de Lurigancho, Lima, Perú. Es un conjunto arquitectónico del Intermedio Tardío, sede de uno de los centros administrativos del curacazgo de Lurigancho o Ruricancho, que obedecía al Señorío Ichma (hacia 1000 d. C. a 1470 d. C.). Fue anexado por los incas, quienes lo reocuparon y remodelaron. En 1998 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación.
Se encuentra ubicado en la urbanización Campoy, frente a la planta de La Atarjea, en el distrito de San Juan de Lurigancho de Lima. Se halla situada a 246 msnm, en una quebrada asentada en la margen derecha del valle medio bajo del río Rímac.
El curacazgo de Lurigancho o Ruricancho, cuya capital se hallaba en Mangomarca, obedecía al poderoso Señorío Ichma, que ocupaba los valles del Rímac y Lurín, con Pachacámac como su mayor centro ceremonial.
Haciase produjo la llegada de los incas, quienes comandados por el príncipe Túpac Yupanqui anexaron al Tahuantinsuyo todos los señoríos del valle del Rímac, entre los que se encontraban el Señorío Ichma. Como recuerdo de la minuciosa administración inca se conserva entre Campoy y Zárate parte del Qapaq Ñan red vial que articulaba el valle bajo del Rímac con la sierra. Los incas también ampliaron y remodelaron el complejo de Campoy.
Tras la llegada de los españoles el complejo fue abandonado y sufrió las depredaciones de los buscadores de tesoros. En época contemporánea se ha visto afectado por la desordenada expansión urbana, tanto formal como informal, que afecta seriamente la conservación del sitio. Sin embargo, los moradores de las urbanizaciones vecinas vienen tomando conciencia de la importancia de la preservación del patrimonio arqueológico
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